Soy una afortunada por tener un gran amigo que nunca me abandona bajo ningún concepto salvo que yo le dé de lado. Me acompaña todos los días a todas horas y sobre todo en mis momentos más importantes de mi etapa estudiantil. Desde pequeña conozco a este amigo y a partir de ahí somos uña y carne. Mi amigo ha cambiado de aspecto al igual que lo he hecho yo. Una veces más grande y otras menos, unas veces más alegre y otras más apagado. Los fines de semana me despido de él pero yo no le echo de menos en cambio él creo que a mí si aunque nunca me lo haya expresado. Este año mi amigo ha sido muy útil pues en él he depositado otros amigos secundarios: el bolígrafo con el cual he escrito mis mejores palabras, la goma con la cuál corrigió mis errores, los subrayadores para destacar las ideas más importantes. Ya doy por hecho que sabes que amigo es.
Llama que al soplar se desvanece de repente. Aire que al pasar borra esa llama, porque tu luz ilumina mi mente y al estar frente a ti, alumbras mi cara. Esa vela que con el largo paso del tiempo, su vida se va apagando, mientras que todo sigue creciendo y tu terminas en el ocaso.
Una semilla, una semilla que con ayuda del llanto de las nubes crece hasta convertirse en un pequeño ser inmóvil, enraizado en el bosque contemplando el ocaso. Un ser maravilloso que con sus fuertes raíces recoje cada gota de de alimento que le cede su tierra, su hogar. Sus hojas, son tan hermosas que parecen frágil cristal que se rompe con un leve roce..., pero en realidad son fuertes como el diamante, y estas recojen cada rayo de sol que le da a este ser su grandeza y esplendor. Esta semilla que ahora ha crecido vivirá viendo pasar ante ella todas las estaciones... desde la primavera, que hará que luzca mas hermosa y florecida que nunca, hasta el otoño, donde esta pequeña planta cederá sus ropajes para dar lugar a un ciclo de nueva vida. Llegara un día en el que esta planta, envejecida cederá su vida al rojo atardecer, en el triste ocaso, y la luz de su vida oscurecerá, pasando a formar parte del bosque.
Soy una afortunada por tener un gran amigo que nunca me abandona bajo ningún concepto salvo que yo le dé de lado. Me acompaña todos los días a todas horas y sobre todo en mis momentos más importantes de mi etapa estudiantil. Desde pequeña conozco a este amigo y a partir de ahí somos uña y carne. Mi amigo ha cambiado de aspecto al igual que lo he hecho yo. Una veces más grande y otras menos, unas veces más alegre y otras más apagado. Los fines de semana me despido de él pero yo no le echo de menos en cambio él creo que a mí si aunque nunca me lo haya expresado. Este año mi amigo ha sido muy útil pues en él he depositado otros amigos secundarios: el bolígrafo con el cual he escrito mis mejores palabras, la goma con la cuál corrigió mis errores, los subrayadores para destacar las ideas más importantes. Ya doy por hecho que sabes que amigo es.
ResponderEliminarAndrea Ramos Marrero 4ºB
Creo que puedes hacerlo mejor. Tiene buena pinta la redacción, pero debes trabajarla algo más. Nota:6
EliminarLlama que al soplar se desvanece de repente. Aire que al pasar borra esa llama, porque tu luz ilumina mi mente y al estar frente a ti, alumbras mi cara.
ResponderEliminarEsa vela que con el largo paso del tiempo, su vida se va apagando, mientras que todo sigue creciendo y tu terminas en el ocaso.
Ana López Álvarez 4ºB
Muy corta Ana, tenías mucho tiempo para haberla hecho mucho mejor. Nota:3
EliminarUna semilla, una semilla que con ayuda del llanto de las nubes crece hasta convertirse en un pequeño ser inmóvil, enraizado en el bosque contemplando el ocaso. Un ser maravilloso que con sus fuertes raíces recoje cada gota de de alimento que le cede su tierra, su hogar. Sus hojas, son tan hermosas que parecen frágil cristal que se rompe con un leve roce..., pero en realidad son fuertes como el diamante, y estas recojen cada rayo de sol que le da a este ser su grandeza y esplendor.
ResponderEliminarEsta semilla que ahora ha crecido vivirá viendo pasar ante ella todas las estaciones... desde la primavera, que hará que luzca mas hermosa y florecida que nunca, hasta el otoño, donde esta pequeña planta cederá sus ropajes para dar lugar a un ciclo de nueva vida. Llegara un día en el que esta planta, envejecida cederá su vida al rojo atardecer, en el triste ocaso, y la luz de su vida oscurecerá, pasando a formar parte del bosque.
Lucia Gonzalez Sicilia 4ºB
Muy bien escrito, y buena idea. Nota:9
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